Del granate se cansa rápido,
como de la gran palabrería.
La lengua en llamas
y el flujo de agua que no consigue escapar de la visión.
Pisar estrellas -un reto lejano,
las nubes incluso.
Pero pisar el aire, andar sin dejar huella,
testigos ninguno,
memoria plena
de no moverse.
Y del reino son dueños,
los sueños.
¡Como perturban el día!
Pasado soñado, insaciable
incontenible
dicen que, incomprensible.
Las huellas no vienen del pie
sino del cuerpo entero.
Son los actos, son movimiento,
y no olvidemos, la soltura
léxica.
Pero, nadie
hace caso a los pasos.
Su lenguaje enjaula.
El lenguaje es prejuicio,
pruebas pronto en cenizas
nubes terrenales
nada (para tí, todo).
El cansancio: granate
Con los ojos apagados, se ve el azul.
Azul el nube, azul la ceniza, azul el sueño.
Negro apenas el olvido, o negra, la ropa...
O... todo transparente, rocoso.
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